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Lucía Collado

Dr. Guerrero-Heredia

Hospitalización involuntaria

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manicomio
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 16 de septiembre del 2008 actualizado el lunes 15 de septiembre del 2008 a las 11:40 PM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Derechos humanos

El proceso de hospitalización de un ser humano en contra de su voluntad se conoce como “hospitalización involuntaria”. 

¿En qué contexto un profesional de la salud mental (en este caso debe ser psiquiatra) decide ingresar un paciente de manera involuntaria?... la causa más común serían las demencias en pacientes ancianos y las psicosis, esquizofrenia y el trastorno bipolar (casi siempre en fase maníaca) en los adultos.  

Ahora bien, ¿cuándo se ingresa este paciente?... existe un período legal de “confinamiento” que en Estados Unidos varía entre 48–72 horas y el uso de algún tipo de restricción física del paciente, léase:   “Amarrarlo”; debe ser revisado cada cuatro horas (ya en Norteamérica la archifamosa camisa de fuerza ha sido retirada de las unidades psiquiátricas).

El uso de habitaciones especiales (acolchadas) con vista desde afuera todo el tiempo, son opciones más seguras y humanas. 
 
Hay que entender que los ataques de furia y agitación violenta suelen ser transitorios y más del 95% de los casos van a responder a la psicomedicación.

En nuestro medio, uno de los problemas más grandes que tenemos a la hora de enfrentar un paciente violento, es la poca preparación que tiene el personal paramédico y de enfermería; así como el poco entrenamiento en psiquiatría que tienen nuestros médicos generales y especialistas. 

Se ve al paciente violento más como un criminal que como un enfermo y peor aún, como si las causas de esa violencia se derivaran del abuso de sustancias psicoactivas ilegales.

Es imperioso que las escuelas de medicina aumenten la carga de temas relacionados con la salud mental en sus curriculums y que el Estado promueva el entrenamiento adecuado en las unidades de emergencias en nuestros hospitales públicos para que se entienda que la violencia, agitación e hiperactividad psicomotora son síntomas en medicina como el dolor o las náuseas.
 
De esa forma entonces, veremos a este tipo de pacientes como lo que realmente son: enfermos.

El porte de armas de fuego por miembros de la seguridad de un centro o por policías en la emergencia de un hospital, debe ser restringido.

Medicamentos para dormir

Medicamentos para dormir
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 9 de septiembre del 2008 actualizado a las 12:56 AM
 
  
  

 

 

 
 
 
 
Sueño

¿Sabía usted que la mayoría de los medicamentos que se usan para el sueño no han sido diseñados para restaurar esta actividad humana?, sino que son efectos secundarios de estas moléculas que por alguna razón producen somnolencia.

La mayoría de estas pastillas para el sueño que se venden a la “brigandina” en nuestros establecimientos farmacéuticos sin ningún tipo de regulación, son los llamados antihistamínicos, o sea:   medicación para combatir alergias que por un efecto secundario produce un sopor o somnolencia en la mayoría de los pacientes.

Otro grupo de medicamentos para el sueño, son algunos antidepresivos y antipsicóticos que también  ejercen su efecto sobre el bloqueo de los receptores de histamina; de ahí que la gente común asocie los medicamentos psiquiátricos con poner a la gente “zombie”.

Es deber del psiquiatra, informar a los pacientes de estos efectos y explicarles que lo más importante es que dichas moléculas no producen dependencia, vale decir, que no producen adicción.  
Una cosa es que usted sea dependiente de la sustancia para dormir.
 
La forma más fácil de hacerle entender al paciente ésto, es recordarle que antes de que usted le prescribiera la medicación, él(ella) ya había venido con la queja de que no podía dormir; quiere decir que “el problema estaba antes de iniciar la medicación”.

Ahora bien, los medicamentos que sí tienen que ser prescritos por su médico en una receta especial controlada por la Dirección Nacional de Control de Drogas son: Las benzodiacepinas y los barbitúricos. 

Hay que recordar que estos últimos ya no están en el mercado para estos fines, sino que se usan como inductores de anestesia o como antiepilépticos.

Dentro de las benzodiacepinas más usadas en nuestro país están: Diazepam, clonazepam, lorazepam, bromazepam, alprazolam, midazolam.
 
Todas estas sustancias son primas hermanas y trabajan de la misma forma a nivel psicofarmacológico. 

Se tiene la idea de que estas sustancias tienen un gran poder adictivo y que quienes las utilizan terminan dependientes de ellas, pero la realidad científica rigurosa (y no demagógica) plantea que su poder adictivo, aunque lo tienen, no es tan frecuente como se pensaba.

Medicamentos psiquiátricos en la 3ra. edad

Medicamentos psiquiátricos en la 3ra. edad
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 2 de septiembre del 2008 actualizado a las 1:54 AM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Psiquiatría geriátrica II

Las enfermedades en general, se presentan de manera atípica en el envejeciente.
 
Las caídas, déficits cognitivos, pérdidas funcionales y cambios de comportamiento, son comunes en el paciente anciano.

Una de las características típicas del envejeciente, enraizada hasta culturalmente, es el hecho de que estos pacientes se vuelven tolerantes a sus síntomas y psicológicamente los aceptan por ser “achaques de vejez”… “porque imagínate, ya uno está viejo”. 

El propio médico, inconscientemente, tolera una serie de síntomas en los ancianos que en otras edades no los aceptaría.

El envejeciente se acostumbra a usar mucha medicación.
 
Es común ver al paciente con su fundita llena de medicamentos prescritos por múltiples especialistas de la medicina.
 
De ahí que el médico geriatra debería ser el facultativo que coordine el tratamiento en la tercera edad. 
 
En el área psiquiátrica, los síntomas más comunes son: Pérdida de memoria, desgano o cansancio, los trastornos afectivos tipo depresión, y las diferentes clases de ansiedad.  
 
En este caso, el 80% de las situaciones pueden ser tratadas por el mismo geriatra y sólo aquellos expedientes más resistentes deberían ser vistos por el psiquiatra o psiquiatra geriatra.

En el proceso depresivo los pacientes envejecientes a veces no responden a los tratamientos estándares y hay que utilizar medicamentos que tengan mecanismos de acción más polifacética. 
 
O sea, que toquen más de un neurotransmisor.

Urge recordar que la edad es un factor de riesgo del suicidio, el cual aumenta la incidencia en la tercera edad.

A veces, el trastorno afectivo (depresión) se convierte en el problema básico en estos pacientes y la cultura de la “muerte” es el tema central.  
 
La persona lo único que hace es leer las esquelas mortuorias, anda averiguando que se murió fulanito, que “ya sólo quedan tres de mi promoción del colegio”, que “me queda poco”, que “ya lo único que yo hago vivo(a) es sufrir”, etc.
 
En estos casos, el psiquiatra deber ser muy agresivo tanto en psicofarmacología como psicoterapia, terapia ocupacional y cambio de actividades del individuo.  
 
Hay que romper el círculo vicioso de malas noticias y cultura de “muerte”.

Negación

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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 26 de agosto del 2008 actualizado a las 1:15 AM
 
 
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Consciencia de enfermedad

Juan, un señor mayor de 54 años, ingeniero civil; siempre muy estresado, desde hacía cinco años estaba en sobrepeso, con el triglicérido y colesterol en las nubes, y el azúcar le subía más de 150 en ocasiones.

Pero Juan era rosca izquierda y a pesar de que fue varias veces al cardiólogo y endocrinólogo, solo se llevaba del tratamiento por par de semanas; al final siempre volvía a lo mismo:  Comer a deshoras, fumar, darse sus tragos y no llevar ninguna dieta.   Ayer murió de un infarto agudo al miocardio luego de una bebentina y BBQ con sus panas en la playa.

¿Qué pasó con Juan?... pues simplemente que Juan se pasó su vida en NEGACIÓN.  En otras palabras:   nunca pudo hacer consciencia de que verdaderamente tenía problemas de salud que podían poner en peligro su vida.

La negación es un proceso psicológico tan común en los individuos que se podría considerar como una respuesta casi esperada en los humanos cuando las cosas no están como uno quiere. 
 
En la enfermedad física a casi todos nosotros nos ha pasado que o subestimamos los síntomas o posponemos la visita al especialista… solo aquellos ansiosos e hipocondríacos le dan -el caso opuesto- extrema importancia a los síntomas, diagnósticos médicos y signos psicológicos y psiquiátricos.

La negación se considera un mecanismo de defensa inmaduro de los seres humanos frente a la adversidad; la no confrontación del problema en este preciso momento, lleva al individuo a creer inconscientemente, que podría curar solo o que en realidad el problema no es tan grande o que por el simple hecho de no afrontarlo, podría (mágicamente) hacerlo desaparecer. 
 
A veces creemos irracionalmente en la teoría del menor esfuerzo.

No es coincidencia que en la etapa más temprana de la pérdida de un ser querido, la reacción psicológica más frecuente es justamente la negación.

La paja en el ojo ajeno puede parecer una virtud pero en realidad es un defecto.   Somos muy psicólogos (en teoría) con los demás, pero a la hora de hacer consciencia sobre nosotros mismos, nos volvemos un etcétera.

Medicamentos en la tercera edad

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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 19 de agosto del 2008 actualizado a las 12:08 AM
 
  
  

 

 

 
 
 
 
PSIQUIATRIA GERIATRICA I

Antes de iniciar este artículo es importante señalar que en nuestro país existe una de las grandes psiquiatras geriatras a nivel internacional, la Dra. Daysi Acosta, egresada de las mejores escuelas norteamericanas de psiquiatría y geriatría. sVale decir, que en el área de las demencias, no hay nada que buscar en el extranjero que no haya en República Dominicana.

Todo paciente en la tercera edad debe ser tratado de forma especial y tenemos que tener amplios conocimientos de farmacología y fisiología general, ya que durante la vejez ocurren cambios metabólicos que repercutirán en la farmacodinámica y farmacocinética de los medicamentos; en otras palabras, las dosis y su frecuencia deben ser reajustadas en la mayoría de las drogas que se aplican a los pacientes geriátricos.

Por ejemplo:   Su función hepática está “reducida” debido a la disminución al flujo hepático y del gasto cardiaco.  
 
Además de que los procesos de demetilación e hidroxilación son afectados notablemente, hay que recordar que el hígado es el laboratorio natural del cuerpo humano y los famosos “reactivos” de  los laboratorios, están disminuidos en nuestro hígado.

También la absorción de los medicamentos está disminuida, debido a la reducción  en el flujo sanguíneo gástrico y a la reducción de la acidez y motilidad intestinal.  
 
Es decir, no se aprovechan los medicamentos ingeridos, debido a que nuestro estómago no puede manejarlos como antes.

Así como el hígado es el laboratorio natural de nuestro cuerpo, también existe un filtro natural encargado de filtrar y aclarar toda sustancia que entra al sistema.  
 
Este filtro es el riñón, y en los pacientes geriátricos hay una disminución de la filtración glomerular, de la excreción tubular y el flujo sanguíneo.  
 
O sea, las pastillas que uno se toma duran más tiempo en el cuerpo, porque los medicamentos tardan más en ser filtrados por ese riñón ya envejeciente.

Hay que destacar que la palabra envejeciente no significa dañado ni enfermo sino que su función normal está disminuida.

Resumiendo: El envejeciente no está enfermo, necesita ajustes en las medicaciones; pero de ninguna manera significa que vejez es igual a enfermedad.

Eres independiente?...

Eres independiente?...
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 12 de agosto del 2008 actualizado el lunes 11 de agosto del 2008 a las 11:50 PM
 
  
  

 

 
 
 
 
Personalidad dependiente

Todo ser humano en cierta forma cuenta con alguien, depende de los demás y desea atención, cariño y amor de los otros.  
 
El hombre es un ser “social” por definición y la mayoría  de los actos y fenómenos psicológicos van relacionados con la interacción del individuo con su red social y personal.    “El lobo estepario es solo una novela de Hermann Hess”.

Una de las características de estos individuos es la incapacidad de tomar decisiones por sí mismos, ya que necesitan el consejo de alguien o la aprobación.  
 
Son seres tan inseguros que preguntan veinte veces a otros cómo le queda la ropa, qué música escuchar, dónde ir, qué comprar; en otras palabras, son tan frágiles que precisan de un feedback constante y la aprobación de otros está por encima de la de ellos mismos.

Una mujer dependiente deja que el marido o un familiar tome las responsabilidades de la casa u oficina, no por haragana sino porque no se siente segura de poder hacerlo sola.   Es un ser incapaz de estar en desacuerdo con alguien en una conversación, que no sabe decir NO.

Quienes tienen personalidad dependiente, son los amigos perfectos de las personalidades narcisistas, ya que los dependientes serán seguidores fieles y fanáticos de sus líderes.   Se les cataloga como poco conflictivos.   La soledad es intolerable y están dispuestos a pagar cualquier precio con tal de que alguien esté cerca de ellos.

El paciente dependiente está predispuesto a somatizar mucho como una forma de llamar la atención principalmente en familias donde no son emocionalmente comunicativas.   El hecho de estar enfermos perpetúa una relación de cuidado por parte de los allegados, lo cual hace sentir al paciente protegido y mimado.

En dinámica de grupo, el paciente dependiente siempre será un “seguidor(a)”, en otras palabras, nunca tendrá la capacidad e inteligencia emocional de convertirse en cabeza de grupo.

Dentro de los trastornos psiquiátricos que pueden cursar los pacientes dependientes se encuentran los trastornos depresivos mayores, trastornos de ansiedad y los ya mencionados trastornos de somatización. 

Estos pacientes son excelentes candidatos para cualquier tipo de psicoterapia.

Te aterra pasar verguenza?...

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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 5 de agosto del 2008 actualizado a las 12:08 AM
Personalidad evitativa

Es aquel ser humano con una baja autoestima y gran timidez, que EVITA la interacción social por su profundo miedo a sentirse avergonzado(a)  y/o abandonado(a) frente a los demás.

Imagínese usted pasarse la vida temiendo a los eventos sociales sin salir casi nunca; con una timidez que le paraliza en cualquier situación por simple que sea: “Doctor, no soy capaz ni de reclamarle en una fila de supermercado al cajero que me devolvió de menos”… “si llama un vendedor por teléfono, escucho toda la propuesta; no me atrevo a decir que no me interesa”.

Las clasificaciones del DSM IV describen a esta personalidad como el ansioso frente a la sociedad y el tímido frente a la interacción social.

 Para entender de manera gráfica solo hay que recordar a “Superman” cuando en su vida civil es “Clark Kent”, un tipo tímido, retraído, que habla poco, que no quiere ser el centro de atención; enamorado de Louise Lane pero incapaz   de expresarlo, lo mantiene en secreto.

Millon T, fue el primero en usar el término “evitador” para describir este patrón de desconexión activa de la interacción social aunque el individuo se sienta con deseos de interrelacionarse con ese mundo social que le rodea.

El evitador(a) se ve a sí mismo como inepto ante los demás, y con un complejo de inferioridad frente a sus compañeros de estudios o trabajo.

No se toma riesgos y se pasa la vida en un mismo puesto, incapaz de expresar su insatisfacción en la oficina pero, en su casa o con sus familiares más cercanos  (madre, hermana, tío), demuestra un resentimiento y hasta un desdén por su propio trabajo y por sus jefes.

La crítica es su peor enemigo, se le ve siempre preocupado(a) por el “qué dirán”. 
Este tipo de personalidad tan atormentada con la interacción social a su vez tiene unas ganas enormes por ir a fiestas y participar del mundo, por lo que su patología es extremadamente egodistónica.
De ahí la predisposición  a sufrir de ataques de ansiedad y de episodios depresivos durante el curso de su vida.

Personalidad obsesiva-compulsiva

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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 29 de julio del 2008 actualizado a las 1:36 AM
 
  
  

 

 
 
 
 
Obsesivos-compulsivos

En la personalidad obsesiva-compulsiva hay un patrón  arraigado de preocupación exagerada por el orden, con la perfección y por mantener un control mental e interpersonal.
 
En otras palabras, el obsesivo tiene la necesidad de mantener vigilado todo lo que está a su alrededor.

Este(a) paciente se preocupa por pequeños detalles, es respetuoso(a) con todas las reglas y principalmente, con sus propias reglas;  lo que le hace incapaz de ver las cosas en su gran contexto, por lo que se tortura y mortifica por nimiedades que en otra persona pasarían hasta desapercibidas.

“Si el trabajo NO tiene mis estándares, no está bien hecho”… “debo ser perfecto(a), por eso hago las cosas yo mismo(a) y no puedo depender de nadie”… “si yo no controlo las cosas, viene el caos y el desorden”… “solo hay dos formas de que las cosas salgan:   O perfectas o mal hechas”.

El obsesivo es devoto al trabajo y la productividad, es el llamado “workaholic” o el famoso mal llamado, Personalidad tipo A.
 
Es inflexible con los problemas éticos y asuntos de moralidad; extremadamente escrupuloso y sobre todo, muy poco empático con quienes trabaja o comparte.

En el apartamento de un obsesivo-compulsivo, podrías encontrar toda la ropa arreglada por colores, todo a una medida específica en su separación; las latas en la despensa con las etiquetas hacia afuera y por orden de productos… los libros limpios y organizaditos.
 
La limpieza es vital (por eso no le dura el servicio doméstico).

No regala ni bota nada; a veces, guarda recortes de periódico y cosas sin ningún valor sentimental o económico “porque uno no sabe cuando lo va a necesitar”.

Una de las cosas más importantes que hay que aclarar es que el trastorno obsesivo compulsivo que es un trastorno de ansiedad, NO es lo mismo que la personalidad obsesivo-compulsiva (tema de hoy). 
 
Una cosa es la obsesividad ansiosa y otra la personalidad obsesiva.

Sigmund Freud relaciona la personalidad obsesiva con dificultades en la etapa anal del individuo y define la famosa “triada anal” que es: Parsimonia, orden y obstinación.

Trastorno de la personalidad Narcisista (II)

Trastorno de la personalidad Narcisista (II)
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 22 de julio del 2008 actualizado el lunes 21 de julio del 2008 a las 11:55 PM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Trastorno narcisista II

De la personalidad narcisista se ha escrito y hablado mucho, los psicoanalistas plantean un mundo psicológico complejo donde Kohut enfoca la debilidad interna que plantean estos pacientes y su constante necesidad de reafirmación a través  de lo demás.
 
Kohut también considera que los narcisistas son extremadamente frágiles en su mundo interior aunque se vean como arrogantes y prepotentes.  Esta fragilidad interna pone a estos pacientes en una vulnerabilidad y riesgo suicida, ya que tienen muy bajo su umbral de tolerancia a la frustración.

Jones, otro psicoanalista, describió en el año 1913 un síndrome al que  llamó “el complejo de Dios”, donde esta persona es extremadamente grandiosa, sobreestima sus habilidades y tiene fantasías de omnipotencia.

La grandiosidad del narcisista debe ser analizada por el médico para descartar otras patologías psiquiátricas como son el famoso trastorno bipolar y la grandiosidad producida por el efecto de sustancias psicoactivas (cocaína, éxtasis, alcohol, anfetaminas, etc.).

Otro diagnóstico a diferenciar con pacientes narcisistas es que debido a su baja tolerancia a la frustración son susceptibles a lo que se conoce como “herida narcisista”, donde el paciente confronta una realidad interna o una crítica externa que le hace cuestionar su aura de grandiosidad; desarrollando entonces un estado transitorio de depresión que confunde con los trastornos afectivos mayores, mejor conocidos como depresión mayor.

El tratamiento psicoterapéutico es extremadamente complicado y cuidadoso ya que su susceptibilidad es muy alta.  Además de que estos pacientes llegan muy poco a nuestras consultas porque obviamente los psiquiatras NO saben nada y:   “Yo sé más que los médicos”, “a ese psiquiatrica me lo meto Yo en un bolsillo”.

La psicoterapia interpersonal y la psicodinámica psicoanalítica son las más eficaces.  La medicación  NO es la solución de estos problemas y solo se usará en caso de aparecer comorbilidades como serían trastornos afectivos (depresión), ansiedad, falta de sueño.
 
Muchos narcisistas exacerban su sintomatología con el uso de cocaína.  En un medio como el nuestro, donde la productividad es lo más importante, el narcisismo, la coca, y el trabajo, son parte de nuestra cotidianidad.

Trastorno narcisista de la personalidad (I)

Trastorno narcisista de la personalidad (I)
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 15 de julio del 2008 actualizado el lunes 14 de julio del 2008 a las 11:44 PM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Trastorno narcisista  (I)

De los marcadores más importantes para diagnosticar narcisismo, el sentimiento de superioridad es el síntoma o característica primordial en esta patología.
 
Ese sentirse único(a) en su clase y la persona más importante en su entorno. Un individuo que exagera sus talentos y no pierde oportunidad para exhibir sus últimos logros y hazañas.

En su interior narcisista vive en sueños de “fantasía de grandiosidad”, donde se ve como jefe, presidente, millonario… siendo capaz de abstraerse por horas con estos pensamientos.

Tiene que ser el centro de atención y claro está, de admiración en su entorno.  Es capaz de serruchar palo y no tener consideración para obtener atención y admiración.

El narcisista es arrogante y tiene pensamientos tales como:   “es un honor para ustedes tenerme a mí, como expositor”. Tiene muy baja tolerancia a la frustración y en el momento donde se cuestiona su valor e importancia, se puede sumir en depresiones y baja transitoria de su autoestima (herida narcisista).

En muchos casos es un personaje de altos logros pero su falta de humildad y hasta su hipervigilancia por la crítica, le hacen ser una persona poco empática.

Pensamientos como: “Yo lo hice bien, como siempre”… “tú tienes que cubrir mis estándares y mis expectativas”… “Yo solo uso cosas buenas, lo mío es lo mejor, es de clase”… “tengo talento, tengo linaje… soy muy pero muy especial”.

El narcisista es manipulador y desencadena envidia por los logros de los otros.  “Yo estoy primero, luego Yo, y lo que queda para mi”. Existe una adicción  por ser admirado; cada vez necesita más estimulación de su ego.  

En caso de tener algún poder se rodea de aduladores y tumba sacos; pierde la capacidad emocional de aceptar críticas constructivas.
 
Tan pronto alguien le contradice, instantáneamente devalúa a esa persona (racionaliza y proyecta:   “ese(a) lo que me tiene es envidia”… “estoy por encima de todo el mundo”).

La fantasía de asociarse con personas importantes, es producto de su deseo de insuflar su egocentrismo y su necesidad de brillar de aparentar grandeza.

Personalidad histriónica

Personalidad histriónica
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 8 de julio del 2008 actualizado a las 1:07 AM
 
  
  

 

 

 
 
  
  
  
   
 
 
Personalidad  histriónica
 
Histrionismo, actuación, drama, “show”, exagerar, gesticular en exceso; aquel personaje que necesita estar en una tarima o un podio con obviamente, un público que le admire.

Extremada necesidad de recibir atención porque en la vida lo único importante son “mis problemas”. 
 
(En el fondo soy tan débil que necesito la aprobación de los demás).

Si no soy el centro de atención, me siento incómoda(o) y trato de conseguirla aunque tenga que convertirme en seductora y sexualmente promiscua(o).  

Doy un toque dramático a mis cambios de humor, si estoy triste soy la persona más triste, si estoy alegre, soy la más divertida.

Mi apariencia física es sumamente importante para mi autoestima… si voy a la fiesta tengo que tener el vestido que llame la atención y claro está, con el escote más bajo.

Los temas de conversación son elaborados con un lenguaje impresionista pero que carece de profundidad y no tiene detalles, en otras palabras, es una conversación superficial.

La persona histriónica es fácilmente sugestionable y siempre está preguntando cómo se ve o si le queda bien el vestido.
 
La inseguridad es un síntoma psicológico importante.

El individuo histriónico es “compinchero” y considera que todo el mundo es su gran amigo (‘fulanito… ese es mi hermano!”).

El trastorno histriónico es más común en mujeres, 2 a 3% de la población femenina.

Las pacientes histriónicas tienen un alto índice de somatización.
 
Vale decir que en muchas ocasiones exageran los síntomas.

El histriónico también se conoce como el histérico, pero este es un término peyorativo que puede significar locura o alguien capaz de hacerle un “show” a cualquiera.

Hay un aumento en el riesgo de consumir sustancias y de promiscuidad sexual en estos pacientes.

La psicoterapia es la única arma que existe para estos pacientes.
 
La psicoterapia psicodinámica psicoanalítica, es la técnica de elección. Los fármacos no son necesarios en la mayoría de los casos.
 
Aquella mujer insegura, con una baja autoestima y una necesidad extrema de atención, que hace cualquier cosa por procurarse la atención de los demás.

Antisocial (parte 2)

Antisocial (parte 2)
 
 
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 1 de julio del 2008 actualizado a las 1:33 AM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Continuación del antisocial

La (el) joven antisocial debe tener 18 años como requisito para el diagnóstico, pero no hay dudas de que este individuo desde la infancia es diagnosticado con trastorno de conducta, déficit de atención u oposicional desafiante por los psicólogos y profesores de la escuela, principalmente.
 
El abuso de sustancias es una comorbilidad muy común en estos pacientes, y el alcoholismo temprano también hace estragos en esta población.

La prevalencia es de 3 a 4% en varones, y 1% en mujeres.  Esta diferencia de porcentaje podría explicarse por la alta incidencia de mujeres diagnosticadas con personalidad límite en vez de antisocial.
La prevalencia del trastorno antisocial va de un 40 a 70%, lo que confirma el gran impacto social del punto de vista delincuencial de esta patología. 

Existen estudios genéticos que confirman que en niños adoptados de padres biológicos antisociales, aumenta la posibilidad de que estos pequeños también presenten esta personalidad.  Obviamente, la esfera psicosocial también tiene un impacto brutal en el desarrollo de este desorden.

Aparentemente, existe una extinción de la patología en más de un 50% cuando el individuo llega a los 30 años, y en un 80% a los 45 años.

El pronóstico a largo plazo de los pacientes antisociales es reservado entre los 18 y 30 años, ya que es en esta época cuando el cuadro florido de la patología termina enviando al paciente a la cárcel, a los centros de desintoxicación o al cementerio.

El tratamiento con fármacos no es específico, sino que se usan cuando aparecen niveles de ansiedad o depresión en estos pacientes. 
 
Hay que recordar que el trastorno bipolar en fase mánica, puede tener sintomatologías que  caigan en lo antisocial.

La psicoterapia es el tratamiento de elección; el problema está en que no hay muchos estudios que especifiquen qué tipo de psicoterapia es la más  efectiva. 

La terapia conductual es la que más se ha utilizado a través del tiempo para tratar esta tragedia social y familiar.

Antisocial

Antisocial
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 24 de junio del 2008 actualizado a las 1:00 AM
 
 
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Personalidad antisocial

La mayor parte de los antisociales terminan muertos en las cárceles o en  los centros  de recuperación para adictos.

En muchas escuelas filosóficas y psiquiátricas  NO se considera al antisocial como una patología, sino como  una condición  de la delincuencia. 

El término antisocial se confunde con el hecho de no ser “sociable”, de ser solitario(a) y no salir mucho; pero realmente, antisocial es estar en contra de lo establecido, en contra de los valores morales y éticos.

Aquella persona con un patrón desde la juventud, de violar los derechos de los otros, tener problemas conductuales, y no seguir las normas que pauta la sociedad.

Este individuo se caracteriza por ser impulsivo, incapaz de sacar planes o proyectos adelante; se torna irritable cuando sus deseos no se dan, y puede llegar a ser muy agresivo(a).

Ser poco cuidadoso(a), hacer cosas riesgosas, tener poco sentido de la responsabilidad, y no terminar con los compromisos establecidos, son también características de esta personalidad antisocial.

Del punto de vista psicológico profundo, estos pacientes no son capaces de sentir la más mínima empatía con los demás, no tienen remordimiento de conciencia, “se le importa todo”; no se conduelen con el dolor ajeno y son capaces de sacar ventaja en cualquier situación aunque dañe o afecte a otras personas de su entorno.

El típico ejemplo que Hollywood lleva al cine para representar a la personalidad antisocial es la famosa película “La naranja mecánica”, la cual expone (claro está) de manera exagerada, la personalidad de un grupo de jóvenes ingleses que obviamente llenan los requisitos de antisociales. 

Muchos autores los denominan sociópatas o simples delincuentes, pero la realidad es que NO todos los criminales y ladrones llenan los requisitos de personalidad antisocial.

Los antisociales siempre tienen la razón, los demás son los que están equivocados y por supuesto, los culpables de las cosas que ellos cometen.

Son excelentes manipuladores y llevan a los demás a su terreno para obtener beneficios de cualquier tipo.  Las demás personas son solo instrumentos para llevar a cabo sus propósitos, cualesquiera que sean.

Trastorno esquizotípico de la personalidad

Trastorno esquizotípico de la personalidad
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 17 de junio del 2008 actualizado a las 1:03 AM
 
 
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Trastorno esquizotípico  

Una de las personalidades más excéntricas, con ideas de la vida muy peculiares y creencias que rayan lo normal, es justamente el esquizotípico. 
 
Ese joven que desde chiquito en el colegio le decíamos que era medio raro (nada que ver con la preferencia sexual).
 
No es extraño encontrar un individuo que asegura haber tenido contacto extraterrestre, una persona extremadamente supersticiosa, o que siempre esté hablando de su sexto sentido o su capacidad de leer la mente de los demás.

Una persona que hable casi siempre en metáforas, cuya vestimenta y apariencia sean peculiares, viste como hippie, gitano, o de manera estrafalaria. 

Un individuo con pocos amigos, y solo relacionándose con sus familiares, con niveles altos de ansiedad social, o sea, que no le gusta exponerse al público o a eventos sociales.

Que también tenga ideas de sospecha y ligeramente paranoica sin llegar a la psicosis o a la franca personalidad paranoide, o al aislamiento del esquizoide.

Telepatía, clarividencia, experiencias supernaturales, son sus principales temas de conversación.  En ocasiones se relacionan con cultos y sectas extrañas, así como creencias religiosas poco ortodoxas.

Un 2% de la población puede tener características esquizotípicas y es más común ver esta condición en hombres, principalmente solteros, viviendo con sus padres.

También, al igual que la personalidad paranoide y la esquizoide, se relaciona con la esquizofrenia y la introversión en familias predice alguna relación hereditaria con su origen.

La personalidad esquizotípica tiene una alta incidencia de suicidios debido a descompensaciones psicóticas y afectivas que hacen estos individuos. 
 
En esos casos, el uso de antipsicóticos y antidepresivos debe ser una opción  terapéutica  aunque al final la única arma que tenemos contra esta condición es la psicoterapia.

Esta condición debe ser diagnosticada por un psiquiatra experimentado, ya que existen muchos factores que podrían confundir la condición. 
 
Por ejemplo, el problema cultural, lo que en Haití se vería como normal de un individuo clavando alfileres a una muñeca para hacerle daño a alguien, no se vería tan normal en Finlandia o en Francia.

Trastorno de la personalidad esquizoide

Trastorno de la personalidad esquizoide
Columna
El psiquiatra recomienda
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 10 de junio del 2008 actualizado a las 12:12 AM
 
  
  

 

 
 
 
 
Trastornos personalidad  III

Esta vez, La personalidad esquizoide.

Cuando a un ser humano le gusta estar solo, no quiere la compañía de nadie, no le hace falta charlar con amigos y ni siquiera con muchos familiares; que prefiera un trabajo donde no tenga interacción con las personas, que se sienta incómodo de tener que “bregar” con gente (de los que afirman:   “prefiero un perro o un gato que estar con gente cerca”).

Cuando no le interesa ni siquiera tener relaciones sexuales, ni buscar una pareja significante.

Cuando no puede señalar y le sobren los dedos de la mano para contar sus amigos y relacionados.

La gente lo define como un ser frío, distante, que vive envuelto en su propio mundo, incapaz de hacer empatía con los demás, hasta le describen como a un “robot”.  Un ser sin capacidad de demostrar afecto, estamos pues, ante un trastorno esquizoide de la personalidad.

Este trastorno puede asociarse y en realidad es así, con la temida esquizofrenia, ya que comparten ciertas características en quienes las padecen como lo es el aislamiento y encerramiento en su propio mundo.  
 
Muchos autores consideran la personalidad esquizoide como un pródromo light de la  esquizofrenia aunque no presenta síntomas psicóticos (alucinaciones, delirios).

La prevalencia de esta personalidad no está claramente  documentada hasta el momento, pero se  habla de hasta un 7% en algunos estudios.
Aunque la base genética tampoco se puede establecer, no hay dudas de que la introversión de familias es común que corre en algunas familias; lo que puede verse como un marcador genético  de predisposición al desarrollo del trastorno de la personalidad esquizoidea. 
 
Así como también la asociación genética con los receptores dopaminérgicos tipo dos (taq A1).   

El tratamiento psicológico  y psiquiátrico de esta patología es muy difícil, ya que estos pacientes se consideran que no tienen nada y que nadie realmente los puede ayudar. 
 
Del punto de vista farmacológico, los antipsicóticos no han tenido un resultado convincente hasta el día de hoy.
(Foto:  Rachel Weisz, actuando en Constantine).-

Trastorno de la personalidad paranoide

Trastorno de la personalidad paranoide
Columna
El psiquiatra recomienda
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 3 de junio del 2008 actualizado el lunes 2 de junio del 2008 a las 11:34 PM
 
  
  

 

 

 
 
  
   
   
   
 
 
Trastornos personalidad II

En el grupo A, según el DSM IV, se agrupan las personalidades “raras” y “excéntricas”.   Se relacionan con la “esquizofrenia” y muchos autores lo consideran como un pródromo (pseudo inicio) “light” de esta enfermedad.

En grupo A están:   Personalidad paranoide, personalidad esquizoidea y personalidad esquizotípica.

Trastorno de la personalidad paranoide:   Hay un extremo patrón de sospecha y desconfianza en el individuo. 
 
Todo lo que el mundo y las personas hacen tiene su “cocorícamo”, este paciente es “chivo(a)” con todo y por esa razón  tiene pocos o no tiene amigos, desconfía hasta de su pareja y sus hijos; ahora bien, no llega a la paranoia delirante de los pacientes psicóticos, es más bien, una desconfianza en general (¿dónde está el gancho?).

Esta persona se pasa la vida preocupada con la lealtad de los amigos y tiene una historia de que los amigos lo(a) “traicionan”.

Siempre lee entre líneas y es de los que viven resentidos con los demás porque no olvida los insultos por más banales que sean.

Percibe el ataque y la “serruchadera de palo” en su trabajo o cualquier actividad.   Al pasar de los años se va quedando solo(a) porque nadie realmente es bueno y todos le buscan por algún interés.  (“¿Qué quería  fulanito que está llamándote mucho por teléfono?, ese huevo quiere sal”).

Esta persona percibe un mundo hostil, vive con los guantes puestos, es un imán atrayendo las discusiones con los demás, prejuzga a todo el mundo basándose en pequeñas situaciones o como dice el pueblo, se hace de una opinión por cualquier “pendejada” que haga alguien.

Se habla de una incidencia en la población de 0.5 a 2%, es más común en hombres.  Hay estudios que hablan de influencia genética.
 
Se relaciona con el desarrollo de la esquizofrenia, y el tratamiento es principalmente, la psicoterapia de soporte ya que el paciente desconfía hasta del terapista mismo.

La medicación no es tan efectiva y, los antipsicóticos y ansiolíticos son de alguna utilidad en momentos de crisis.

Los pacientes casi nunca van por ellos mismos al tratamiento psiquiátrico.

Líderes de Orlando Jorge Mera...

Líderes de Orlando Jorge Mera...

... parte de la entrevista realizada al Dr. Guerrero - Heredia en el programa del domingo 13 de Abril del 2008, que produce  y conduce el Secretario General del PRD para Color Visión.  (Tema:  Situación real de la clase media)...

"OJM.- Don Arturo,  a propósito de lo que usted ha señalado de cómo impacta esta situación en las familias dominicanas, vamos ahora a escuchar la opinión del Dr. Héctor Guerrero Heredia, quien es psiquiatra conocido de nuestro país, su voz la escuchamos diariamente a través de uno de los programas más populares de la radio de nuestro país, y a él le hemos preguntado ¿Cómo la presiones económicas y sociales a que está sometida la clase media puede influir en la estabilidad de la familia? Veamos su opinión:

HGH.- Recuerde que la enfermedad mental es un problema biológico, psicológico y social, por lo tanto son tres grandes factores que influyen en la expresión de la patología, en la familia, en terapias familiar tenemos que recordar que la presión económica, la baja de estatus económicos se ven mucho más marcados en la clase social media, en esa donde se fluctúa entre las cosas buenas, y las limitaciones económicas obviamente es la más susceptible para tener problemas, la unidad familiar que se quiebra más fácilmente en la clase media que en cualquier otra de las estratos sociales, un problema familiar decía Antonio Salunes es clásico Psiquiatra dominicano,  produce más problemas a veces que cualquier enfermedad de uno de sus miembros, el decía con mucha filosofía en los años 60, o en los años 70, que si cada paciente que salía de su consulta podía irse con cien pesos el mejoraba muchísimo la situación familiar, recuerden que la enfermedad mental está muy ligada al deterioro económico, en los Estados Unidos donde si hay estadísticas podemos decir que una de las causas número uno de pobreza en los Estados Unidos es la enfermedad mental, y el alcoholismo.

OJM.- Dr. Guerrero Heredia existen estadísticas respecto a las familias que son afectadas por la presión económica y cuales de esos miembros son los más afectados.

HGH.- Una cosa es que el problema económico produzca la depresión, produzca la ansiedad, y otra cosa es que el paciente depresivo, el paciente ansioso comience a producir menos dinero producto de su enfermedad, por lo tanto es doble el problema, tanto la falta de dinero, la falta de incentivo económico  puede producir problema de ansiedad, y problemas de depresión, pero también el paciente depresivo produce menos.

OJM.- Están por lo tanto entonces la presión económica influyendo en la unidad familiar.

HGH.- La unidad familiar desquebrajar por muchas razones, violencia intrafamiliar, problemas económicos y el alcoholismo, esa son las tres causas principales por la cual puede haber problemas intrafamiliares. Una familia con un estatus social medio alto durante un tiempo, de un momento a otro el padre pierde el trabajo, la madre pierde el trabajo, pues se siente inmediatamente, recuérdate que la clase media no tiene un colchón para poder subsistir por mucho tiempo un problema económico, por lo tanto inmediatamente, mira la muerte del padre, del jefe de  familia en la clase media inmediatamente manda a ese núcleo familiar a la clase pobre inmediatamente, por lo tanto es muy susceptible la clase medía a los cambios económicos.

OJM.- Hemos escuchado las opiniones del Dr. Guerrero Heredia muy oportunas por cierto, respecto a la situación de cómo la presión económica influye en la unidad familiar, Don Arturo tiene algún comentario sobre lo dicho por el Dr. Guerrero Heredia.

AMM.- Sí. En realidad fíjate desde el punto de vista económico debo decirte, lo que él está señalando se puede traducir de otra forma. Cuando la clase media tiene problemas de ingresos real, o sea porque aumentaron los precios de los alimentos el arroz, la habichuela, la carne, y su salario se mantiene estancado, eso produce ansiedad, eso produce problemas internos en la familia y eso provoca enfermedad. A su vez entonces requiere más medicinas, más atenciones medicas, y más gastos del Estado en los hospitales, por consiguiente al final, tu te pones a ver, el costo de una mala política económica no solamente es el aumento de los precios, no solamente la pérdida de ingreso real de esas familias, y esa clase media, sino los costos que genera la sociedad para atender en los hospitales a estas personas, a este líder de la casa responsable que ha enfermado, y también la esposa ha enfermado porque no puede financiar sus gastos, entonces el Estado tiene que incurrir en gastos, por consiguiente si se piensa bien la mala política económica tiene un costo extremadamente alto para la sociedad, y para la economía."... la entrevista completa la pueden obtener en el blog de Orlando Jorge Mera.

Endocrinología y Psiquiatría

Endocrinología y Psiquiatría
Columna
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 20 de mayo del 2008 actualizado a las 1:23 AM
 
 
  

 

 
 
 
 
Tiroides y psiquiatría

Los tan mencionados desórdenes de la glándula tiroides, son los problemas físicos que más se relacionan con dolencias psiquiátricas tales como ansiedad, depresión y problemas con el comer.
 
Ahora bien, la causa médica más prominente que se puede manifestar como depresión  es el hipotiroidismo. 
 
Por lo tanto, es de rigor que todo paciente con síntomas depresivos se chequee su función tiroidea, empezando por los más básicos que son:   El TSH, T3 y T4 libre.
 
Una mujer mayor de 45 años, premenopáusica, con historia de trastornos afectivos, historia familiar de problemas de tiroides; haber tenido tratamiento con litio, carbamcezepina, fenitroína o fernobarbital e historia de abuso de alcohol, hay que revisar el tiroides.
 
Por otra parte, el aumento de la función tiroidea, o sea, hipertiroidismo, es una causa de síntomas psiquiátricos como ansiedad, labilidad emocional, nerviosismo, agitación psicomotora e intranquiliad. Se han reportado síntomas en manía (bipolar) en pacientes hipertiróideos. 
 
Dentro de los problemas de ansiedad se puede observar trastorno de pánico y ansiedad generalizada. El hipotiroidismo severo puede producir una condición conocida como “la locura mixedematosa”, la cual se manifiesta por síntomas de tipo psicótico.
 
Los desórdenes postpartum en mujeres con problemas del tiroides son también comunes, ya sea en depresión postpartum o en psicosis pospartum.
 
Hay que tener en cuenta que en los trastornos depresivos puede estar envuelto el sistema hipotálamo – pituitaria – tiroides. Las hormonas tiroideas se han utilizado como terapia  de aumentación  en pacientes con depresión unipolar y bipolar refractaria. 
 
La condición de “refractaria” quiere decir que son problemas difíciles al momento de responder a un tratamiento convencional.
 
Cuando un psiquiatra reconozca algún problema tiroideo o un endocrinológico, diagnostique síntomas  psiquiátricos en un paciente, debe hacer la interconsulta de rigor; ya que el tratamiento debe hacerse de manera multidisciplinaria entre estas dos especialidades médicas tan importantes (psiquiatría y endocrinología).
 
El estigma que existe entre los médicos no psiquiatras de trabajar en equipo con un psiquiatra, es cosa del pasado y de médicos carentes de una visión holística de la medicina del siglo XXI.

Deficit de atención e hiperactividad (3/3)

Deficit de atención e hiperactividad (3/3)
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Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 13 de mayo del 2008 actualizado a las 12:59 AM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Psiquiatría postmoderna III

Si existe en las ciencias médicas psiquiátricas una patología  donde la medicación (farmacoterapia) es efectiva en más de un 90%, se trata de el trastorno por déficit de atención  e hiperactividad.
¿Cuál es entonces, el tabú que rodea el tratamiento de esta ya conocida patología?...

 1- Al este problema empezar siempre en la niñez, es decisión de los padres el aceptar la medicación del niño; y esto trae frecuentemente discusión entre padres, abuelos y tíos, quienes siempre opinan (en la mayoría de los casos), sin conocer científicamente el desorden.

2- La mayoría de los medicamentos utilizados, son derivados de las archiconocidas anfetaminas, conocidas desde la década del ’40 y, son moléculas ampliamente abusadas a nivel mundial. 

Imagínese usted lo difícil para los familiares de estos niños decidirse por ponerle estas “drogas” tan peligrosas que producen “adicción” a sus niños y jóvenes solo porque no atienden a clases o son muy hiperactivos, malcriados y no escuchan a nadie.

Además, estos medicamentos tienen otros efectos secundarios como son:  Insomnia, pérdida de apetito y más recientemente, la Sociedad Americana de Cardiología ha impuesto que todo niño o joven que va a ser tratado(a) con anfetaminas, debe tener una evaluación cardíaca que incluya electrocardiograma; aunque en la realidad médica, estos medicamentos han sido muy seguros. 

En los últimos 30 años la industria farmacéutica ha tratado de sintetizar nuevas moléculas “no anfetamínicas” para este trastorno.  Incluso algunos antidepresivos entre los que se encuentra el “bupropión”, han tenido cierto éxito.

La atomoxetina es una de esas moléculas aprobadas en Estados Unidos para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, la cual trabaja sobre un neurotransmisor conocido como noradrenalina.

Para manejar esta patología es necesario un equipo multidisciplinario donde la familia esté consciente del problema, los profesores estén preparados y entrenados para reconocer y manejar a estos niños y jóvenes, el médico conozca la farmacología y la clínica terapéutica, y los psicólogos trabajen autoestima y conducta.
 
Con un equipo así, podríamos  confirmar entonces, que estamos entrando en la era de la psiquiatría postmoderna.

Deficit de atención e hiperactividad

Deficit de atención e hiperactividad
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El psiquiatra recomienda
Por Dr. Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 6 de mayo del 2008 actualizado a las 12:43 AM
 

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Psiquiatría postmoderna II

Hasta hace muy poco tiempo, los psiquiatras y psicólogos clínicos mantenían la hipótesis de que  el trastorno de déficit de atención e hiperactividad desaparecía con la infancia y que el adulto estaba exento de este diagnóstico. 
 
Data reciente acaba de comprobar que aproximadamente el 50% de los niños con TDAH continuarán presentando los síntomas durante la adolescencia y adultez.
 
Esto quiere decir que entre el 3 al 5% de los adultos tienen este desorden por lo que se convierte en uno de los diagnósticos más comunes de la psiquiatría postmoderna.
 
Los adultos con esta condición tienen una disfunción en el ámbito social, funcional, biológica y psicológica. 
 
Por ejemplo, del punto de vista social y funcional estos adultos tienen problemas manteniendo los trabajos, presentan en muchas ocasiones tendencia al abuso de sustancias (recientes estudios neuropsicofarmacológicos demuestran que el abuso de psicoactivos es una forma de “automedicarse” y de controlar los síntomas de hiperactividad e inatención).
 
Las conductas antisociales son también comunes en estos individuos, al igual que los comportamientos autodestructivos como serían manejo temerario y alta velocidad, práctica de deportes extremos, e involucramiento en actividades riesgosas.
 
La patología cerebral del trastorno de déficit de atención e hiperactividad se basa principalmente en la disfunción  de neurotransmisores en la corteza prefrontal y conexiones cerebrales como son la noradrenalina y dopamina, así como defectos en el sistema colinérgico, gabaérgico y glutamatérgico, los cuales han sido poco estudiados.
 
El principal problema del diagnóstico clínico de esta patología es la gran cantidad de patologías comórbidas, o sea, otras enfermedades psiquiátricas que pueden existir junto al TDAH y otras que se pueden confundir con este diagnóstico.
 
Entre esas entidades que el psiquiatra y los psicólogos clínicos se confunden diagnosticando están:   el trastorno bipolar en fase maníaca, la ciclotimia, el trastorno de ansiedad generalizada, los trastornos del impulso y hasta enfermedades endocrinológicas como es el hipertiroidismo.
 
Es obligatorio que este diagnóstico sea manejado por médicos psiquiatras, ya que la medicación es el tratamiento de elección… continuaremos.