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Lucía Collado

Medicando al ansioso II

Columna
El psiquiatra recomienda
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 28 de octubre del 2008 actualizado a las 12:36 AM
 
  
  

 

 

 
 
 
 
Medicando al ansioso II

El arte de prescribir un medicamento es una virtud que ha de ser desarrollada y pulida por el galeno. Ahora bien, dentro de la profesión, el área más difícil para convencer a un paciente de tomarse su medicina es en la psiquiatría.

Todavía quedan grandes tabúes sobre adicción, sobre poner a dormir, “que después dependes de eso”, etc.
 
Y más aun, cuando se trata de un ansioso; (éste no cree en el medicamento; va a percibir y estar alerta a cualquier cambio en su cuerpo y le va a achacar al “bendito medicamento” todo lo que le pase (“Doctor, ¿me puedo tomar la pastilla junto o sin la comida, con agua o leche… hacer ejercicios?”... etc., etc.).

El psiquiatra debe estar preparado para muchas llamadas relacionadas y tomar tiempo para poner en claro la política de las llamadas telefónicas, que considerar una emergencia y que puede esperar hasta mañana. (Se trata de un ansioso(a): Todo es una emergencia según su mundo hipervigilante y tenso).

En muy pocas ocasiones, los pacientes ansiosos pueden ser prescritos con un solo medicamento y la mayoría de los psiquiatras deben darle uso a las archiconocidas benzodiazepinas, ya que son “apaga fuegos” instantáneos y no hay que esperar el efecto anti-ansiedad de los “antidepresivos” que son la medicación de elección en estos casos (recuérdese que el término “antidepresivo” es la forma en que fueron tirados al mercado la mayoría de estas moléculas).
 
“Todo antidepresivo tiene efecto ansiolítico”.

Bregar con un ansioso no es paja de coco. Según estudios norteamericanos, el paciente con ansiedad busca ayuda con todas las especialidades médicas y por último es que llega al psiquiatra; gastan miles de dólares en diferentes pruebas (cateterismo, endoscopia, holter, mapa, colonoscopia, examen de la vista, tomografía, etc.).
 
Luego de un tiempo, algún familiar consciente o algún médico harto de tantas consultas, le dice al paciente con voz tímida y asustada: Mira “perencejito”, yo creo que es hora de que te vea un… (psiquiatra) y entonces, con una consultita de $50.00 dólares, el paciente resuelve su problema.

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