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Lucía Collado

Ignorancia y medicación I

Columna
El psiquiatra recomienda
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 23 de septiembre del 2008 actualizado a las 1:03 AM
 
  
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Ignorancia y medicación I

El estigma creado con respecto a la medicación en el área psiquiátrica viene de tiempos inmemoriales.
 
Al principio del siglo XX, los psicoanalistas encabezados por Freud, las teorías existencialistas y el pensamiento de izquierda, “psicologizan” de  manera  abrumadora  esta sub-especialidad médica que es la psiquiatría, dejando los procedimientos biológicos a un lado en un mundo oscuro donde el electroshock, las anfetaminas y los barbitúricos, eran cosa de esquizofrenia o de “alta locura”.

Los manicomios eran vistos como bancos de orates sin remedio, donde una serie de “médicos extraños” aplicaban todo tipo de terapia poco científica y espeluznante. 
 
Obviamente, dada la limitación técnica y científica de los medicamentos, lo que ocurría en todas las áreas de la medicina (recuérdese que hasta principios de los ‘40s no existían ni siquiera los antibióticos), hacían poco eficaces los tratamientos psiquiátricos.

La psiquiatría biológica cae entonces en un letargo de donde no empieza a despertar hasta principios de la década de los ‘50s cuando un anestesiólogo francés descubre el efecto antipsicótico de la famosa CLORPROMAZINA.

El simple hecho de la implementación de este fármaco hace que se descongestionen los hospitales de una manera tal que los Estados Unidos se ahorran miles de millones de dólares en hospitalización psiquiátrica.

La era de la medicación psiquiátrica amaga con dar un salto hacia el futuro.
 
No hay dudas que entre los ‘50s y ‘60s se descubren nuevas moléculas y luego de la clorpromazina aparece la segunda molécula más importante en nuestra área (también en Francia), los laboratorios Roche sintetizan las primeras benzodiazepinas (DIAZEPAM) que vienen a sustituir los ultrapeligrosos y adictivos barbitúricos que tanta gente mató por sobredosis en los ‘60s y ‘70s.
 
Fue también en esa misma época que aparecieron los primeros antidepresivos (tricíclicos), los cuales tenían una gran efectividad pero que los efectos secundarios de éstos limitaban su uso y producían mucho temor en la clase médica no psiquiátrica; por lo que su uso era estrictamente limitado a los psiquiatras

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