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Lucía Collado

Esopo: El León y el Ratoncito

Grecia

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Recopidlado y traducido por Lucía Collado

Conocida oficialmente como República Helénica, este paía del sureste de Europa, ocupa la parte extremo sur de la Península Balcánica.  Famosa por la belleza de sus paisajes, cominados por montañas (un 80%) y mar.  Sus islas constituyen una quinta parte del área terrestre del país.

Sus tierras ubicadas en una zona predispuesta a terremotos, tiene su punto más alto, el Monte Olimpo, considerado en tiempos antiguos como el hogar de los dioses.

El griego moderno es la primera lengua del pueblo griego.  Inglés y alemán, son ampliamente hablados en Grecia.  Entre las minorías se incluye el turco, eslávico, macedonio, vlach (un dialecto rumano), albano y pomak (dialecto búlgaro).

Alrededor del 94% de la población profesa -al menos de manera oficial-, la religión griega ortodoxa.

En 2004 el promedio para la alfabetización de adultos alcanzó el 98%.  La educación el gratis y obligatoria para todos los niños entre edades de 6 y 14 años.  Los siguientes años de la secundaria son opcionales y también gratis.  La constitución prohibe la educación privada, haciendo el acceso a la educación superior altamente competitiva.

Grecia tiene una fuerte tradición tanto en el teatro como en la literatura, especialmente en la poesía.

El servicio militar obligatorio de 19 a 23 meses, es obligatorio para todos los hombres.

Muchos griegos tienen un alto concepto del valor de la educación como llave para ascender socialmente y obtener un trabajo seguro.

  

 

                                                         

El león y el ratoncito

                                                                                      Esopo.-      

  

Un día un enorme león estaba durmiendo tendido bajo el sol.  Entonces, un ratoncito que pasó corriendo por su lado lo despertó.  El enorme león estaba a punto de comérselo cuando el ratoncito gritó:  “por favor!, dejeme ir señor.  Algún día yo puedo ayudarlo”.

El león se rió de la idea del ratoncito de que pudiera serle de alguna utilidad a él.  Pero él era un león con buenos sentimientos, y dejó libre al ratoncito.

Poco después, el león fue atrapado en una red.  Tiró y haló con toda su fuerza, pero las cuerdas eran muy fuertes.  Entonces, rugió ruidosamente.  El ratoncito lo escuchó, y corrió hacia el lugar. 

“Estáte quieto, querido león y yo te dejaré libre.  Yo roeré las cuerdas”.

Con sus afilados dientecitos, el ratoncito cortó las cuerdas, y el león salió de la red.

“Tu te reiste de mi una vez”, dijo el ratoncito.  “Tu pensaste que yo era muy pequeño para hacerte un buen servicio.  Pero mira, tu debes tu vida a este pobre ratoncito.”

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Nunca desprecies a alguien por su apariencia, porque a menudo, el más pequeño  puede superar al más grande./Recopilado y Traducido por Lucía Collado, CT2001. 

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