El Discípulo honesto
ISRAEL
Recopilado y traducido por Lucía Collado, 2001
Este histórico país del sureste de Asia, convertido desde el 1948 en Estado Judío en la región de Palestina; se encuentra en la orilla este del Mar Mediterráneo. Limita al norte con el Líbano, con Siria al noreste, Jordania al este, y Egipto al suroeste.
Israel es predominantemente influenciado por Arabia y los países islámicos en cada aspecto de su vida demográfica, económica y política.
Aunque la historia moderna del Estado de Israel comienza en 1948 con su establecimiento como tal, su historia está basada en la conección judía a la región y la tradición de esta cultura desde el segundo milenio antes de Cristo, con el establecimiento del primer estado hebreo con el rey Saul y el Reinado de Israel en la región de Palestina. En el siglo once antes de Cristo, sus sucesores David y Salomón, consolidaron el reinado.
Hebreo y arábico son las lenguas oficiales. El judío tal y como se habla modernamente, es un derivativo del hebreo y la la bíblica lengua semítica.
Por siglos, la región de Palestina ha estado dividida por tres religiones mundiales: Judaísmo, Cristianismo e Islám. La ley garantiza la libertad de religión.
Ciudades archifamosas de Israel son: Gaza, Tel Aviv-Yafo, Jerusalén: Belén y Nazareth, entre otras.
El alto nivel de calidad del sistema educativo de Israel se refleja en el 90% de los niños en edad escolar que completan su educación obligatoria. Algunas escuelas secundarias se especializan en en estudios religiosos, técnicos, agrícolas y militares. La literatura alcanza niveles muy altos. Para los adultos las oportunidades universitarias y vocacionales son considerables y variadas (incluyendo magisterio, enfermería, arquitectura, lengua hebrea, arte y música).
El discípulo honesto
Una vez, un rabino decidió probar la honestidad de sus discípulos, así que los llamó a todos juntos y les hizo una pregunta.
-“Qué tu harías si fueras caminando solo y encontraras una bolsa llena de dinero tirada en el camino?, él preguntó.
-“Yo se la devolvería a su dueño”, dijo un discípulo.
-“Su respuesta fue muy rápida, yo le debo admiración si realmente el cree esto”, pensó el rabino.
-“Yo me quedaría con el dinero si nadie me vió encontrarlo”, dijo otro.
-“Este tiene una lengua franca, pero un corazón malvado”, se dijo a si mismo el rabino.
-“Bien, rabino”, dijo un tercer discípulo, “para ser honesto, creo que yo estaría tentado a quedarme con él. Así que yo oraría a Dios para que él me de fortaleza para resistir la tentación y hacer lo correcto”.
-“Ajá!”, pensó el rabino. “Aquí está el hombre en que yo podría confiar”.
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Este cuento judío nos recuerda que con frecuencia la fé es el camino hacia otras virtudes (en este caso, hacia la honestidad).
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