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Lucía Collado

Negación

Columna
El psiquiatra recomienda
Por Guerrero Heredia / El Caribe
Martes 26 de agosto del 2008 actualizado a las 1:15 AM
 
 
  

 

 
 
   
   
   
   
 
 
Consciencia de enfermedad

Juan, un señor mayor de 54 años, ingeniero civil; siempre muy estresado, desde hacía cinco años estaba en sobrepeso, con el triglicérido y colesterol en las nubes, y el azúcar le subía más de 150 en ocasiones.

Pero Juan era rosca izquierda y a pesar de que fue varias veces al cardiólogo y endocrinólogo, solo se llevaba del tratamiento por par de semanas; al final siempre volvía a lo mismo:  Comer a deshoras, fumar, darse sus tragos y no llevar ninguna dieta.   Ayer murió de un infarto agudo al miocardio luego de una bebentina y BBQ con sus panas en la playa.

¿Qué pasó con Juan?... pues simplemente que Juan se pasó su vida en NEGACIÓN.  En otras palabras:   nunca pudo hacer consciencia de que verdaderamente tenía problemas de salud que podían poner en peligro su vida.

La negación es un proceso psicológico tan común en los individuos que se podría considerar como una respuesta casi esperada en los humanos cuando las cosas no están como uno quiere. 
 
En la enfermedad física a casi todos nosotros nos ha pasado que o subestimamos los síntomas o posponemos la visita al especialista… solo aquellos ansiosos e hipocondríacos le dan -el caso opuesto- extrema importancia a los síntomas, diagnósticos médicos y signos psicológicos y psiquiátricos.

La negación se considera un mecanismo de defensa inmaduro de los seres humanos frente a la adversidad; la no confrontación del problema en este preciso momento, lleva al individuo a creer inconscientemente, que podría curar solo o que en realidad el problema no es tan grande o que por el simple hecho de no afrontarlo, podría (mágicamente) hacerlo desaparecer. 
 
A veces creemos irracionalmente en la teoría del menor esfuerzo.

No es coincidencia que en la etapa más temprana de la pérdida de un ser querido, la reacción psicológica más frecuente es justamente la negación.

La paja en el ojo ajeno puede parecer una virtud pero en realidad es un defecto.   Somos muy psicólogos (en teoría) con los demás, pero a la hora de hacer consciencia sobre nosotros mismos, nos volvemos un etcétera.

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