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Lucía Collado

La Malicia acarrea sufrimiento!

La Malicia acarrea sufrimiento!

JAPON:

El conejo que cruzó el mar 

Hubo una vez un conejo blanco que quería cruzar el mar.  A través de las olas podía ver una bella isla y  deseaba mucho ir ahí.  Pero él no podía nadar y ahí no habían botes.  Entonces, tuvo una idea.  Llamó a un tiburón en el mar y le dijo:  “Oh!, señor tiburón, cuál de nosotros tiene más amigos, usted o yo?”

 

“Yo estoy seguro que yo tengo más amigos”, dijo el tiburón.

 

“Bien, vamos a contarlos para estar seguros”, dijo el conejo.  “Porqué no pone usted sus amigos en fila en el mar entre aquí y esa isla allá?, entonces yo puedo contarlos.”

 

Así, todos los tiburones hicieron una fila en el mar, y el conejo fue saltando sobre la espalda de un tiburón a la del siguiente, contando, “uno, dos, tres, cuatro...”.  Finalmente, llegó a la isla.

 

Entonces, se tornó hacia los tiburones y dijo:  “Ja, ja!, ustedes son estúpidos tiburones.  Yo verdaderamente los engañé.  Los utilicé para hacer un puente para mi, sin ustedes ni siquiera saberlo.”

 

Los tiburones se pusieron muy enojados.  Uno de ellos alcanzó al conejo con su largo hocico y le arrancó un pedazo de su piel.

 

“Oh, esto duele!”, gritó el conejo y comenzó a llorar.

 

Justo entonces, llegó ahí el rey de la isla.  Le preguntó al conejo qué le pasaba, y cuando escuchó el relato del conejo, le dijo:  “Tu nunca más debes engañar  a los demás y decirles mentiras otra vez.  Si tu prometes ser bueno, yo te diré como puedes recuperar tu pelo de nuevo.”

 

“Oh, lo prometo, lo prometo”, dijo el conejo.

 

Fue entonces, que el rey amontonó algunos juncos e hizo un nido con ellos .  “Ahora, duerme toda la noche, ahí en este nido de juncos”, dijo el rey, “y tu pelo crecerá de vuelta.”

 

El conejo hizo como se le dijo.  A la mañana siguiente fue adonde el rey y dijo:  “muchas, muchas gracias!, todo mi pelo creció de nuevo y yo estoy bien otra vez.  Gracias!, gracias!, gracias!.”

 Entonces el conejo fue saltando a lo largo de toda la playa, bailando y cantando.  Y nunca más trato de engañar o burlarse de nadie de nuevo._____________________________

Si nos aprovechamos de otras personas con mentiras, al final seremos nosotros mismos los que sufriremos el mayor dolor por nuestra conducta indebida./Recopilado y traducido por:  Lucía Collado.-

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