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Lucía Collado

El Descorche de una botella de Vino

Como abrir una botella de vino.

  

A la hora de abrir una botella de vino, lo primero que debemos tener en cuenta, es tratar de moverla lo menos posible, para que en el caso de que haya sedimentos (posos) estos no se revuelvan y enturbien el vino.

Colocando la botella en posición vertical, la sujetamos para que no se mueva, y quitamos la cápsula de plástico o metálica de alrededor del cuello de dos maneras posibles: 
              1. Con un cuchillo bien afilado, o con un práctico corta cápsulas que podemos encontrar en diversos establecimiento, ya sean especializados en vinos o en cosas de menaje para la casa. Una vez que hemos retirado esta protección, ya tenemos el corcho al descubierto. Si alrededor de la boca hay algo de suciedad o algún pequeño "cerco", lo limpiaremos con un trapo limpio.

              2. Utilizando cualquiera de los múltiples sacacorchos que hay en el mercado, algunos de excelente calidad, y preparados para que apenas movamos la botella, procedemos a extraer el corcho de la botella,
teniendo cuidado de que no se rompa. Lo extraemos lentamente, girando el mismo, si fuera necesario (pero recuerde, no cambiar la dirección del giro del sacacorchos o podría romperse el tapón).

              3. Una vez extraído, podemos comprobar la textura del corcho haciendo una ligera presión sobre el mismo con los dedos, para ver que su elasticidad es la adecuada, y no es un corcho seco y algo pasado. Podemos oler el corcho, para comprobar que no contiene aromas extraños, para cerciorarnos de que el vino está en perfecto estado.

              4. Con un trapo limpio, li
mpiamos la boca de la botella, para quitar posibles restos de corcho o de cualquier otro tipo de pequeña suciedad que haya en la boca y en la parte interior del cuello de la botella.

También, se suele verter una pequeña cantidad de contenido, en una copa auxiliar (que no utiliza nadie para beber), para "expulsar" posibles briznas de corte que hayan podido caer al descorchar la botella.

Si está entre amigos o con gente de mucha confianza, sirva un poco en la copa de aquella persona que usted considere más entendida, para que nos de su aprobación. Si está en un restaurante, se suele servir a la persona que pidió el vino, para que nos de su aprobación.

Si todo es correcto, puede servir al resto de los comensales, recordando que no se
llenan las copas, más de un tercio de su capacidad (puede haber excepciones, en función del tamaño de la copa, pero la norma general es esa).

Y tampoco debemos olvidar que el vino debe tener la temperatura adecuada para tomarlo, pues las temperaturas muy frías tienden a ocultar los defectos, tales como demasiada azúcar, demasiada acidez, demasiado taninos, y está demasiado caliente, pierde todas sus propiedades, e incluso, podría ponerse ácido.

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